domingo, 25 de noviembre de 2007

Otra vez campeones... 3ª parte

Nos plantamos en el verano del año 2000. Se acerca la fecha de la eurocopa que se ha de celebrar en los países de Belgica y Holanda, que organizan conjuntamente el evento. La fase clasificatoria para el evento había transcurrido sin grandes sobresaltos. Todos los grandes favoritos obtuvieron su billete para acudir a la cita. Inglaterra fue el que más se complicó su camino. Su grupo estuvo comandado por una intratable Suecia que cerró todos sus partidos con victoria a excepción del jugado en Wembley en donde arrancarían un valiosísimo empate. Por ello los de las islas acudieron a una repesca traicionera contra un equipo escocés que presentaba poco talento individual pero mucha energía. Los de la rosa derraron el partido de ida con una clara victoria a domicilio por 0-2 (Scholes-2-) y se dejaban los sustos para otra ocasión. Pero cuando nadie contaba con Escocia, en el minuto 38, Hutchinson hace pone en ventaja a los vecinos y cunde el pánico en las gradas. Al final, pidiendo la hora y por la puerta de atrás Inglaterra se mete en la fase final dejando más dudas que alegrías.

Llegado el torneo, y como era de esperar, los ingleses forman parte de un grupo mortal de necesidad acompañados por Alemania, Portugal y Rumanía.

Este grupo A deja en evidencia a dos selecciones en proceso urgente de renovación. Alemania empata en su primer partido frente a Rumanía, y los ingleses caen con estrépito frente a Portugal, pese a ir ganando por 2-0 a los 15 minutos. Un 3-2 final y llueven críticas a los de las islas, que cierran filas para ganar su segundo partido frente a los germanos, dejando a estos en una situación muy delicada. Con Portugal en cuartos gracias a su victoria sobre los rumanos se jugaba una tercera ronda a vida o muerte. Alemania roza el ridículo cayendo frente a una intratable Potugal por 3-0. A los ingleses les vale el empate. Shearer y Owen, dan ventaja a los de la rosa dando la vuelta al tempranero gol de Chivu, pero fiel a su costumbre de sufridor se deja empatar con un gol de Munteanu. En el último minuto pasa de sufridor a mártir. Ganea convierte un penalty señalado por el suizo Meier y da el pase a cuartos a los suyos certificando la eliminación de una patética Inglaterra.

El grupo B deja a una Italia en plan campeona, ganando sus tres partidos y liderando un grupo en el que Suecia, pese a su brillante fase de clasificación, termina última sin conseguir obtener ni un solo triunfo y dejando la segunda plaza en juego en la última jornada en un duelo fraticida que los turcos resuelven por la vía rápida frete a uno de los anfitriones: Bélgica. Dos goles del ariete otomano Hakan Sukur clasifican a los suyos para cuartos. Mientras Italia da muestras de su amplio bagaje ofensivo marcando en esta fase 6 goles todos ellos anotados por distintos jugadores. Siendo conocida su eficaz faceta defensiva, si continuaban con su diverso arsenal ofensivo podrían ser imparables.

En el grupo C la favorita España se complica su pase con una sonrojante derrota en el primer partido frente a Noruega. Recuperaba un poco de crédito en el segundo dando cuenta de Eslovenia. Yugoslavia arrancaba una victoria ante los nórdicos y junto al empate obtenido en la primera jornada dejaba un grupo abierto a cualquier posibilidad clasificatoria. A la última jornada se llega con los cuatro equipos con opciones de clasificarse. A Noruega le vale una victoria para obtener billete pero es incapaz de pasar del empate frente a Eslovenia. Con cuatro puntos se queda a la espera de que España no gane. Y estabán relamiéndose los del salmón cuando en le minuto 90 España caía 3-2 con Yugoslavia. Pero un un descuento no apto para cardíacos Mendieta y Alfonso daban con sus dos goles el pase de ambos equipos. Quedando Noruega con la miel en los labios y los ojos como platos.


En el grupo D, Holanda y Francia se metieron en cuartos por la vía rápida. Merced a dos victorias en los dos primeros partidos, dejaban el duelo de la última jornada entre ambos como un mero trámite. Con ambas ya clasificadas solo quedaba por decidirse el orden de los cruces. En ese insípido partido se vivió unbuen espectáculo siendo los galos derrotados por 3-2 en un emocionante partido pese a lo intranscendente del choque. La República Checa da cuenta de los daneses y se lleva un triunfo de honor que le deja con tres puntos, insuficientes para obtener su pase. Los checos, bien armados, jugaron un gran torneo mereciendo mucho más de lo obtenido, pero en estas citas dependes del factor suerte, y éste se encontraba en contra. Holanda les ganó con un gol en el último minuto y Francia sudó la gota gorda para derrotarles por la mínima.


Llegan los cuartos de final, con un choque entre rivales directos por el título y otros tres partidos con marcado sabor de favorito. Los pronósticos se cumplen y así Portugal da buena cuenta de Turquía con dos goles de Nuno Gomes, Italia se deshace sin esfuerzos de la sorpresiva Rumanía con dos latigazos de Totti e Inzaghi y Holanda golea sin piedad por 6-1 a una paupérrima Yugoslavia, que hace el ridículo en el campo. Un hat trick de Patrick Kluivert convierte a los orange en claros aspirantes al título, tras haber liderado su grupo derrotando a Francia. Los galos se enfrentan en el choque más atractivo a una España dispuesta a aliarse con la fortuna. Con el mejor partido y el mejor árbitro, Pierluigi Collina, la tensión es abismal. Zidane tira de galones y adelanta a los suyos con un tiro libre magistral. Mendieta igual para España de pena máxima. Francia vuelve a golpear a el veterano Djorkaeff pone en ventaja a los franceses. Con España volcada al ataque llegan ocasiones para ambos y el duelo se convierte en un correcalles. Llegando al final Collina pita un penalty a favor de los españoles. Como el destino es cruel, el mejor español ese día, Raúl, lo manda a las nubes. Francia está en semis.



En las semifinales se enfrentan en primer lugar la todopoderosa Francia, que con un equipo que alineaba estrellas tenía en la mano repetir el título conquistado en el 84 de la mano de Platini. Frente a los galos se disponía un solvente equipo portugués que tenía un bloque muy sólido con jugadores de un talento espectacular como Figo o Rui Costa, pero que adolecía de falta de gol con el muy limitado Nuno Gomes sin recambio de garantías. Éste adelanta a los suyos y pone a Francia contra las cuerdas pero la falta de acierto portuguesa les condena y no consigue rematar el partido. Thierry Henry, gran torneo el suyo, pone la igualada al filo del inicio de la reanudación y con más miedo que arte se llega a la prórroga sin dominador claro. Cuando ambos equipos esperan el pitido final el escocés Dallas concede un claro penalty a los galos. Con toda la presión de un país a su espalda la pelota la abraza el mejor, Zidane, que sin rubor y como el que juega en la calle sin nadie que le vea coloca la pelota en la escuadra de un abatido Vitor Baía. No había tiempo para venganzas, los lusos se desconsuelan ante la oportunidad perdida.

En la otra semifinal a Italia y Holanda les puede el respeto. Los italianos consiguen llevar el partido a su camino. Con calma y sin conceder ocasiones esperan el desgaste del rival sin prisas por obtener recompensa. A la exasperante capacidad defensiva transalpina se le une la falta de ambición de los holandeses. A los anfitriones les falta fe y no consiguen desplegar su fútbol eléctrico de incursiones constantes por los extremos. El partido llega al desenlace de los penaltys donde los locales sienten en las piernas el interés de toda la nación y solamente son capaces de marcar un solo penal. Italia se mete en la final y encuentra el premio que ha obtenido otras tantas veces, el de la cara o la cruz, el de la lotería, el de la suerte. Ahí siempre se sintieron cómodos los italianos.



La final enfrenta a los talentosos franceses, que exponen una camada de futbolistas que triunfan en las ligas más importantes. Aunan talentos innatos como Henry o Trezeguet con futbolistas veteranos como Blanc, Desailly o Djorkaeff. Pero todos ellos con un denominador común: saben quien es su líder, y solo se preocupan de acompañarle porque Zidane conoce el camino al éxito.


Enfrente la rocosa Italia. Saben que si son capaces de contener a los galos tarde o temprano obtendrán recompensa en forma de gol. Italia domina con amplitud las jugadas estratégicas, ensayan los rechaces con jugadores posicionados en segundas líneas y es sobre todo un equiop paciente, muy paciente. Sus mejores jugadores aguardan su oportunidad en el banco. Totti y Del Piero esperan su momento, mientras la guardia está formada y equilibrada con el gran Paolo Maldini a la cabeza. Su momento llega y en un partido dominado tácticamente, como no, por los transalpinos Marco Delvecchio adelanta a los suyos. Francia lo ve muy cuesta arriba. Echa toda la leña al fuego y se lanza a un ataque suicida, de esos que le gustan a Italia.


Mientras los aficionados aguardan el empate galo los expertos miran de reojo en espera de la sentencia italiana. Pero en el último minuto Wiltord da el empate a Francia y la razón a los aficionados. Se hacía justicia. El golpe no mella la moral de su rival pero les concede a los galos 30 minutos de esperanza y a los italianos otros tantos de paciencia. No contaban estos con que los grandes jugadores siempre esperan a las grandes ocasiones. Y en éstas aparece un barbilampiño delantero de origen argentino, David Trezeguet, y con un auténtico golazo de a los suyos el título consiguiendo, al igual que Bierhoff cuatro años antes, definir la final con un gol de oro.

La generación de futbolistas más importante de la historia del fútbol francés vuelca la historia y se convierte en el primer equipo que obtiene la Copa del Mundo y la Eurocopa en fechas sucesivas.
Volveremos para contar la eurocopa celebrada en Portugal en 2004...


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