sábado, 24 de noviembre de 2007

Otra vez campeones...

Estos días, tras la clasificación de la selección española para el europeo de este verano en Austria y Suiza, han vuelto a desatarse los elogios desmedidos y la imprudencia en nuestra sociedad respecto al papel que va a desempeñar nuestra equipo nacional.
El caso es que después de tres partidos vencidos frente a nuestros potentes rivales de grupo!!!! (Suecia, Dinamarca e Irlanda del Norte) se ha vuelto la hichada a gritar a los cuatro vientos que cuidadito con nosotros que allá vamos.
Lo cierto es que si destripamos nuestra selección podemos darnos cuenta de que existen carencias, bastantes carencias. Si miramos atrás veremos que las selecciones triunfadoras en estos eventos poseían una serie de características bastante particulares, pero tampoco nada especiales. Recordemos algunas de ellas.

En el año 1992, este campeonato celebrado en Suecia, dejó para el recuerdo la victoria de la selección danesa.

Esta selección no estaba clasificada, y se unió con su participación a última hora debido a la descalificación de Yugoslavia por motivo de la guerra de los Balcanes. Fueron grandes los problemas de la federación danesa para reunir a los jugadores, la mayoría de ellos disfrutando de sus vacaciones en los lugares más idílicos. A este caos se unía la renuncia de su gran estrella, Michael Laudrup, por graves diferencias con su seleccionador. Pero lo que nadie esperaba es que una selección con papel de comparsa fuese sin embargo la más peligrosa. La danesa era una selección con buenos jugadores y con la mejor ventaja de todas: no tenía ninguna presión. Su papel estaba destinado a cubrir un hueco, con lo que los jugadores continuaron sus vacaciones en Suecia y el hotel de concentración de los daneses era una fiesta noche tras noche en la que se mezclaban a diario los futbolistas, alcohol que no faltaba desde luego y mujeres para no perder relajación. Periodistas españoles declaraban que parecían un grupo de turistas pasando 15 días en las islas Canarias. Pero era un lobo con piel de cordero...

Parten de un grupo junto al anfitrión, Suecia, y dos favoritas al título: Inglaterra y Francia. Tras empatar ante los ingleses 0-0 y perder su segundo partido con Suecia por 1-0, el mundo solo esperaba ver como los daneses eran abatidos por la potente Francia, que tenía una dupla atacante que daba miedo: Papin y Cantona.

A los ocho minutos Dinamarca golpea primero. Larsen deja helados a los franceses. Les remata Elstrup al poco de comenzar la segunda parte, cortando de raíz el intento de remontada de su rival. Papin recortaría en las postrimerías para dar paso al asedio a los nórdicos. Imposible. La primera en la frente.

El grupo de turistas cervecero sorprende a propios a extraños y se mete en semifinales (en aquella eurocopa solo formaban dos grupos de cuatro). Aún así, su suerte estaba echada, pensaban todos. La flauta no suele sonar dos veces...
Ahora llega la selección de Holanda. Mezcla grandes estrellas emergentes como Dennis Bergkamp, junto a veteranos de talento como Rijkaard, Gullit o Van Basten.

Empieza el partido y una vez más los daneses se adelantan en los comienzos... Toca remar piensan los de Holanda. Bergkamp puso las cosas en su sitio a los 30 minutos. Con el marcador igualado los daneses eran presa fácil y cuando parecían estar listos para plegar la bandera... gol de Henrik Larsen, que ya había marcado el primero. Nuevas prisas para Holanda que ve como se le escapa la merienda. El asedio es total y al filo del minuto noventa llega la igualada por media de Rijkaard. Los Rijkaard, Koeman, Kieft, Gullit y compañía nuevamente piensan... ya son nuestros. Pero los daneses se encierran y corren como gamos. Habían conseguido llegar a la lotería de los penaltys, y claro, para el que no tiene nada que perder, jugarse la vida a cara o cruz, la verdad, poco importaba. La presión danesa estaba tan calmada a base de cerveza y relax, que se permitieron el lujo de no fallar ni un solo penalty. Y claro, la vida se cebó con el gran Marco Van Basten, que falló el suyo con todo un país en la espalda.

Sorpresa... Dinamarca finalista!!!!!!!

Los de Morten Olsen ya estaban en la final. Las vacaciones estaban siendo un éxito. Y de nuevo, fue despreciada por la opinión pública, que seguía sin creerse que una selección llamada a última hora pudiera hacerse con la copa. Además ahora llegaba el turno de la gran favorita del torneo: Alemania. Pese a la derrota en el grupo frente a los holandeses nadie dudaba de que era la selección más potente. Poseían la copa del mundo merced a la victoria dos años antes en el mundial de Italia, y reunía un elenco de jugadores que triunfaba en las mejores ligas y eran las figuras de los mejores equipos: Brehme, Kohler, Haessler, Effenberg, Sammer, Thomas Doll y el gran Jurgen Klinsmann. A éstos se les había unido un incipiente goleador llamado Karl Heinz Riedle.
Dinamarca sale al campo a jugar una final que no esperaba. Enfrente Alemania cerraba filas y se deja seducir por los cantos de sirena que hablaban de una noche sencilla, una victoria aplastante y un nuevo título en las vitrinas.

Y a los quince minutos Dinamarca golpea en la frente. Gol de John Jensen. Algo falla, Alemania cae en los mismos errores que los contrincantes daneses cometieron en los encuentros precedentes. Para entonces Dinamarca, una vez más, se ve delante en el marcador en el inicio del partido. En ese momento cierre filas en torno a su líder, el arquero Peter Schmeichel. Éste, un ropero de casi dos metros y 102 kilos de peso, realiza el partido de su vida. Nadie pasa en su portería sin permiso, y claro, ese día no concede visitas... Era el mejor del mundo, sin ninguna duda. Sus compañeros lo saben y se pliegan frente a él esperando el asedio germano que no tardó en llegar. Alemania se estira y busca el gol desesperadamente. El Ullevi de Gotenburgo no se cree lo que está viendo y espera que suceda lo que ha de suceder: el empate.

Para entonces Dinamarca se agazapa y cuando parecen ceder ante la avalancha rival, lanza un envite rápido y mortal. Éste va directo al corazón. Kim Vilfort golpea una falta desde lejos, y el balón besa las redes de la meta de Illgner. El arquero germano (si Schmeichel era el número uno, el del Colonia no estaba muy lejos) no se lo puede creer. Quedan 12 minutos y ahora sí, la suerte está echada. Pero cae del lado danés, que a conseguido el título de la eurocopa 92 y el de mejor bebedor de cerveza.

Formaron para el recuerdo Schmeichel en la portería, que alzaría la copa de europa en el Nou Camp defendiendo la meta del Manchesetr United muchos años después, Sivebaek y Piechnik en los laterales (el primero jugaría en buenos equipos, Man. United y Monaco entre otros, y el segundo el título le abriría las puertas de Anfield Road, donde jugó dos temporadas con el Liverpool). El centro de la defensa lo formaban Kent Nielsen y Lars Olsen, dos perros de presa.

El centro del campo lo formaban Kim Christofte, bregando incansablemente, John Jensen, que formó en las filas del Hamburgo alemán, y su éxito en este campeonato le llevó a jugar durante cuatro temporadas en el Arsenal inglés al lado de hombres como Tony Adams, Paul Merson o Ian Wright. Kim Vilfort aportaba trabajo y dearrolló casi toda su carrera en el Brondby de su país con un leve período en las filas del Lille francés. Henrik Larsen fue una promesa que no llegó a brillar lo que se esperaba. El título le abrió las puertas del West Ham inglés, donde apenas contó siendo vendido al Manheim alemán.

La delantera de este equipo era otra cosa. Si Dinamarca se encomendaba a su gran portero, también sabía que arriba tenía dos hombres capaces de devorar cualquier presa. Es curioso sin embargo, que su punto débil, la media, fuera la artífice del título.

Formaban Fleming Povlsen y Brian Laudrup. El primero iba para estrella, siendo joven, un ojeador del Real Madrid se fija en su talento y le ficha para jugar el filial blanco donde no consigue adaptarse y emigra a Alemania. Allí realiza dos temporadas prometedoras y es visto por la mejor red de cazatalentos del mundo, la del PSV Eindhoven, donde realiza una gran temporada, revaloriza su precio y es traspasado al Borussia Dortmund, donde logra ganarse a la afición con su carisma y su compenetración con el danes Chapuisat es letal, aunque sus números son más bien discretos. Después de sufrir un calvario de lesiones ha de retirarse por problemas en su tobillo, que le dejarían prácticamente cojo.

Acompañaba a Povlsen un joven Brian Laudrup, que había crecido a la sombra de su hermano Michael, pero que iba acumulando minutos y goles en importantes equipos. Su paso por Alemania dejó recuerdo en las filas del Bayer Uerdingen, club en el que a base de talento se gana un traspaso para formar en las filas del todopoderoso Bayern Munich, club al que pertenece mientras se disputaba la eurocopa. Con el título alzado el valor del pequeño de los Laudrup sube como la espuma y el Bayern saca una buena tajada al venderlo a la Fiorentina italiana. Su paso por este club esta marcado por el éxito lo que le abre las puertas del Milán, club con el que alzaría la Copa de Europa en la memorable final de Atenas frente al FC. Barcelona, pero apenas cuenta para el técnico Fabio Capello, que ve como otros jugadores le cierran el paso. Su nivel es alto, pero el nivel de la plantilla rossonera es muy elevado, y junto a los Massaro, Simone, Savicevic, Boban y compañia, el disponer de minutos se le antoja imposible.
Por tal motivo emigra a Escocia, jugando 4 campañas a un excelente nivel y convirtiéndose en la estrella de su equipo, lo que le vale ganarse el pase el Chelsea inglés, en donde juega una sola y discreta campaña. Para entonces Brian piensa que sus días de fútbol se han acabado y encuentra un cómodo retiro en su país en las filas del Copenhague. Un año después el Ajax le recupera para el fútbol de élite y lo ficha como a una estrella. Pero al fútbol del danés ya no le quedaba más aire, por lo que al concluir esa temporada decide retirarse.
El siguiente campeón a analizar será el campeón de la euro 96 en Inglaterra: Alemania

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