domingo, 18 de noviembre de 2007

Al césar lo que es del César




Pues eso, al César lo que es del César. Porque después de casi 15 años hemos de recordar a este Olimpique de Marsella que fue capaz de derrotar al todopoderoso Milán de la época en una final tácticamente muy disputada y que ha pasado a la historia no solamente por ser el principio del fin de la mejor generación de jugadores que conoció Milanello, también ese día un tobillo maldito le dijo al gran Marco Van Basten: "lo siento flaco, pero ya no juego más".

Pasado el tiempo se recuerda un equipo capaz de llegar a lo más alto, pero manchado por múltiples acusaciones de dopaje (reconocido incluso por miembros de ese plantel), aunque cabe destacar que reunía un grupo de jugadores que mezclaban talentos ya consagrados con otros que darían su fútbol durante muchos más años en la élite de este deporte.

Si analizamos la base del equipos nos damos cuenta de estar viendo a una generación que con el paso de los años han creado escuela en el fútbol europeo y mundial, siendo precisamente el autor del gol en la final, Basile Boli, el héroe por accidente de ese día, ya que nunca más llegó al nivel que dieron muchos de sus compañeros.

En la portería daba su rendimiento el díscolo Fabien Barthez, si bien por aquella época era conocido por su talento y reflejos felinos, mas que por sus excentricidades que más adelante le harían aun más famoso. El tipo, así como quien no fuese con él la cosa, reúne hoy en día un palmarés envidiable. Coincidió con la generación de oro que liderados por Zinedine Zidane levantaron la Copa de Europa de naciones y el Mundial de fútbol celebrado en su país Francia.

Pero a nivel de clubes la suerte no le fue esquiva, consiguiendo alcanzar la titularidad en el Mónaco y Manchester United inglés, con los que ganó dos ligas en cada equipo. De regreso a su país, en el ocaso de su carrera, vuelve al Marsella con el que alcanza la final de la UEFA que pierde frente al Valencia y que concluye con anticipación al ser expulsado, causando la derrota de su equipo. Aquí ya era visto más como títere o bufón circense que como portero ágil.

La defensa de este Marsella no estaba formada por angelitos, en el lateral derecho se alinaba Jocelyn Angloma, que militó en el Torino, Inter de Milán y Valencia. Tras su longeva carrera (se retiro cerca de los 40) dejó en el recuerdo una gran entrega física no exenta de técnica, pero sobre todo una gran profesionalidad. Su colega en el lado izquierdo era Eric Di meco, que tuvo una carrera profesional discreta aunque levantó algún titulo con el Mónaco, en el que coincidió con el belga Scifo y una pareja delantera muy joven que tal vez les suene: Henry y Trezeguet.


En el centro de la defensa formaban Basile Boli, autor del gol del triunfo y un tal Marcel Desailly. Éste último tuvo en exitoso paso por el AC. Milán consiguiendo alzar la Copa de Europa de la mano de Fabio Capello frente al todopoderoso "Dream Team" entrenado por Cruyff que era el FC.Barcelona. De aquella final en la que Desailly juagando en la media se comió él solito al centro del campo del Barça, es de recordar el análisis hecho por el entrenador italiano a la conclusión del choque que sus pupilos infringieron un durísimo 4-0 iniciando el fin de la época gloriosa del club español. "Mientras el Barcelona se hacía fotos y promociones, nosotros preparábamos la final" . Fabio Capello dixit.

El mediocampo de éste equipo presentaba dos supertalentos y dos buenos gregarios llamados Eydelie y Sauzee. Pero éste equipo se controlaba todo en el cerebro de Didier Deschamps que reunía talento, inteligencia táctica y equilibrio. Formaría después el bueno de Deschamps un medio del campo mágico en las filas de la Juventus junto con Paulo Sousa y con un chico del que decían iba para estrella llamado Zidane. Aquí sumó una nueva copa de Europa, aunque su gran logro lo consiguió guiando a su país al campeonato del mundo de 1998. Si bien éste ponía el orden y el cerebro, el talento y la imaginación corrían a cargo del genial gahnés Abedí Pelé, del cual se desprendía talento en cada balón que pasaba por sus botas. Aquí alcanzó su cima este imaginativo jugador, que agrupó trofeos en su continente y decepciones en su paso por la liga italiana en las filas del Torino.


La delantera de este equipo fue un volcán. Dos artilleros de primerísimo nivel. La marcha del nombrado mejor jugador de la historia del Olimpique, Jean Pierre Papin (curiosamente fichado por el Milan, derrotado en la final), fue sustituida con el alemán Rudi Voeller, que tras su paso por el club italiano AS.Roma era un cañón del área capaz de sacar gol de cualquier despiste de la zaga rival y tenía en su palmarés la ansiada copa del mundo obtenida en el mundial de Italia 90. A su lado, el delantero llamado a ser el mejor del mundo en el futuro: Alen Boksic. Un espigado artista del gol que aunaba a su innata técnica, una capacidad goleadora de primer nivel. Desgraciadamente su carrera se truncó por múltiples lesiones que como al gran Marco Van Basten acabarían por retirarle, no sin antes haber despuntado en la liga italiana en los equipos del Lazio (en dos etapas) y la Juventus de Turín, con los que alzaría una Recopa y dos ligas.

Ahora que la opinión pública a teñido de culpables la consecución de la Copa de Europa, a raiz de las sospechas de dopaje, me alegro de darme cuenta que una vez destripado el vestuario del Olimpique de Marsella se encuentren muchas razones para tal logro, pero sin lugar a dudas, destacan más las razones deportivas por encima de cualquier otra.

1 comentario:

Micra dijo...

http://micra-folhaseca.blogspot.com/