domingo, 16 de diciembre de 2007

La historia del Super Depor

A finales de los años 80, concretamente en junio de 1988 arriva al histórico club gallego un nuevo presidente, que como muchos otros, está decidido a cambiar la historia del club y convertirlo en una auténtica cenicienta, que tras salir de las categorías más bajas de nuestro fútbol pueda llegar a codearse con los clubes más poderosos y elitistas.


A pesar del escepticismo que muchos tenían a Augusto César Lendoiro, era éste un hombre acostumbrado a grandes gestas. Fue socio cofundador del histórico Liceo, club de hockey sobre patines, categoría exclusivamente dominada por los equipos catalanes, los cuales disponían de unos apoyos sociopolíticos muy avanzados que les hacían disponer de unas infraestructuras muy avanzadas. Pese a ello el Liceo consiguió no solo tutearles, también les doblegó, alzando varios títulos de Liga y Copa, ganando hasta en cuatro ocasiones la copa de europa. Estábamos pues, ante un personaje capaz de gestionar los fondos y la situación deportiva de un club de manera brillante. Con este precedente parecía que el Deportivo de la Coruña había caído en las mejores manos para salir de su deuda de unos 500 millones de pesetas y mejorar deportivamente, ya que luchaban por no descender a 2ªB.

Tras salvar al equipo del descenso en la última jornada, Cesar Augusto diseña el plan deportivo del club. Para ello dota a su plantilla de gente con mucha experiencia como jugadores de primera división y hambre para afrontar en nuevo reto. Los Albístegui, Mújika o Albis se unían a dos extranjeros de muy buenas maneras: Stojadinovic y Kanatlarovski. Más avanzada la temporada Lendoiro anuncia la incorporación de un joven central de origen yugoslavo, alto, delgado y de técnica depurada: Miroslav Djukic.


Hubo que esperar al último partido frente al Murcia para conseguir el ansiado ascenso. Un año antes peleaban por no bajar y a partir de ahora se codearían con los más grandes. La ciudad se hacía eco de los logros del club y la ilusión se palpaba en las calles.

Pero era solo la punta del iceberg. Para mantenerse en primera el club iba a necesitar nuevos refuerzos, y eso necesitaba su tiempo. El equipo ficha a jugadores de la talla de Claudio, Ribera, López Rekarte, Canales, Liaño, Kirov, Kiriakov, etc y hace una interesante mezcla de jventud y veteranía. No obstante el equipo merodea el descenso y el presidente toma medidas de urgencia. El entrenador que había llevado al equipo a primera, Marco Antonio Boronat, es destituido. Lendoiro afronta la decisión más transcendente de su vida y le da el cargo a un viejo conocido: Arsenio Iglesias, que consigue ese año salvar al equipo de la quema.

Lendoiro conocía todos los recodos del club de Riazor, y hace un balance claro de la situación. El club acaba de ganar la promoción y se mantiene en primera, el club da un resultado económico positivo en los balances. Es hora de dar un paso más.

Sabedor que lo deportivo está en buenas manos, decide convertir al club en una sociedad anónima, lo cual le permite reunir una camtidad extra de dinero para llevar a cabo la política deportiva y fichar a jugadores que consoliden al equipo en primera. Lendoiro viaja a Brasil en busca de nuevos talentos y se trae bajo el brazo los contratos de un delantero internacional y estrella en su país que se llama Bebeto y que milita en el Vasco de Gama tras triunfar anteriormente en el Flamengo. Su coste es elevado y su repercusión enorme. Por todo ello apenas se fijan en un chico de color, lleno de humildad y pasado discreto, que procedía del modesto Bragantino y respondía al nombre de Mauro Silva.


Lendoiro era sabedor de que su portería estaba en buenas manos con Liaño. También su defensa había encontrado en Djukic a su kaiser. Con los brasileños armaba una columna vertebral imparable, pero no era suficiente. A su alrededor les dotó de hombres de calidad contrastado y experiencia como Aldana, Juanito, Nando, Ramón y Serna, consiguiendo elaborar un bloque sólido con muchas posibilidades tácticas y técnicas.

Lendoiro ve que la ilusión se ha instalado en el ámbito que rodea al club. La presentación del equipo es un éxito y a ella acuden casi 30.000 personas. El equipo responde con creces a la ilusión creada y realiza una primera vuelta espectacular proclamándose campeón de invierno por encima de los grandes. El Depor empieza a gozar de las simpatías de toda España que ven en el modesto equipo coruñés como una alternativa al sominio casi exclusivo de Madrid y Barça. Al acabar la temporada el equipo finaliza en una fantástica tercera posición y obtiene por primera vez en su historia la clasificación para la Copa de laUefa. El bloque realiza un fútbol brillante y su portero Liaño alcanza el trofeo Zamora al menos goleado. En ataque Bebeto finaliza Pichichi del campeonato con 29 goles en su zurrón. Al éxito colectivo le sigue el individual con la llamada a cuatro jugadores de la selección nacional.

Para la temporada venidera el equipo se refuerza con gente experimentada en la categoría como Paco, Donato, Elduayen, Voro, Manjarín, Pedro Riesco y Alfredo. Afronta su participación en la Uefa de manera brillante y en primera ronda da buena cuenta del Aalborg danés con un contundente 5-0. Su camino sigue obteniendo una difícil clasificación ante el Aston Villa tras derrotarle en el Villa Park, para caer en la siguiente eliminatoria frente al Eintracht alemán, a pesar de que la imagen dada es altamente satisfactoria.


En liga los de Arsenio recrearon la peor pesadilla de la historia del fútbol moderno en España.

Tras una temporada increíble el equipo llega líder a la última jornada donde necesita la victoria en su estadio frente a un Valencia que no se jugaba nada. Con el Barcelona al acecho el equipo salta al campo presa de los nervios y las piernas de los jugadores están agarrotadas ante un Valencia voluntarioso que demuestra un sospechoso interés, tal vez económico, en un partido a priori intrascendente para ellos. Como en las mejores películas de terror el final es inesperado. Tras 89 minutos con 0-0 en el marcador el Deportivo obtiene un penalty a favor que le serviría, en caso de convertirlo, para ser campeón de liga. El lanzador habitual, Bebeto, decide que hoy no lo lanza, asumiendo toda la responsabilidad el serbio Djukic, que preso de los nervios envía la pelota floja a las manos del cancerbero González. La pesadilla se consuma y merced al empate sin goles el FC.Barcelona se proclama vencedor pese a la igualdad de puntos ante el SuperDepor por la diferencia de goles. Toda La Coruña estalla en llant, así como casi toda España expectantes de ver a un equipo modesto que da con los huesos de los más grandes en el suelo.

Tras el fiasco y la desesperación ante la oportunidad perdida el Deportivo se arma para la siguiente temporada, que sería la de la regularidad. En la Copa de la Uefa el equipo pasa dos rondas antes de caer frente a un poderoso Borussia Dortmund alemán con el emergente Lars Ricken a la cabeza. En el campeonato doméstico vuelve a obtener nuevamente un dignísimo subcampeonato que en las filas del equipo empieza a verse insuficiente. Pero el premio a todo el esfuerzo realizado llega en la Copa del Rey. Tras realizar una competición magnífica alcanza la final frente a su bestia negra: el Valencia. La final disputada en el Bernabeu hubo de celebrarse en dos días, ya que hubo de suspenderse el primer partido a cuasa de una espectacular tromba de agua que impidió la práctica del fútbol cuando el marcador reflejaba un empate a un gol a falta de 14 minutos para el final. En la reanudación del partido un gol de Alfredo para el SuperDepor daba al equipo de Arsenio el primer título de su historia y culminaba así una época dorada del club, merced a una estupenda política de fichajes amparada en la excelente dirección deportiva de manos de Arsenio Iglesias.

Con el equipo celebrando el título en el cesped del Bernabeu, tras recoger y alzar al cielo la copa su capitán Fran, se echa en falta al creador del equipo. El hombre que había hecho realidad los sueños de toda una ciudad se retiraba cabizbajo a su vestuario a celebrar en privado el mayor éxito personal en más de 60 años de vida. Arsenio Iglesias huye del protagonismo que entrega a sus jugadores y masca en sus adentros el fin de un ciclo. Con el deber bien cumplido y sabedor de que para alcanzar cotas mayores ha de dejar paso a otros venideros Arsenio anuncia que renuncia al banquillo del club de sus amores. Con la expectación acumulada, decide que ya no desea sentir tanta presión y opta por retirarse del fútbol después de ver cumplido el sueño por el que ha luchado casi 30 años. Un caballero don Arsenio Iglesias, que reconocido por la ciudad a la que tantas alegrías le dio, ésta le homenajeó con un busto de piedra que luce al final del paseo de la playa y que está situado mirando directamente al campo de Riazor, lugar de sus mayores éxitos.

Tal vez se podría discutir el final del SuperDepor. A pesar de la marcha de Arsenio el equipo siguió actuando con éxito de la mano de entrenadores como Thoshack o Jabo Irureta. Un año más tarde de su primer título el estandarte del equipo, Bebeto, anuncia su marcha al Flamengo de su país natal. Pese a la llegada de grandes jugadores como Rivaldo o Djalminha, el equipo coruñés, una vez asentado en la inmodestia de los más grandes perdió su afinidad con la gente que le vió crecer desde abajo, pasando a convertirse con asiduidad en candidato al título de liga, que alcanzaría años más tarde.

Por todo ello, parece claro que a pesar de los triunfos posteriores el final del ciclo fue marcado por su mayor estandarte: Arsenio Iglesias. Con al adiós de su entrenador se puso fin a un sueño que concluyó con la Copa del Rey del 1993 y la época más dorada del equipo.

Al que todos le bautizaron por SuperDepor.

No hay comentarios: